Campaña contra la automedicación que conlleva a peligrosos riesgos

LR.- Sabía usted que el 30% de los  argentinos, lejos de recurrir al  médico, prefiere ingerir todo tipo de  supuestas panaceas para “curar” sus  enfermedades y las de la familia? La  estadística produce escalofríos: ese alto  porcentaje de presuntos enfermos compra  medicamentos sin prescripción médica o los  prepara en su propia casa.

Si se tiene en  cuenta que diariamente se consumen 13  millones de cápsulas, tabletas y comprimidos,  y se recurre a 63 mil inyecciones, todo lo cual  asciende a la suma de 10 millones de dólares,  se tendrá que algo más de tres millones se  gastan en remedios que pueden acarrear, mal  administrados, consecuencias irreparables.

Uno de los escalones de la farmacópea   “paralela” es la utilización de “yuyos” a  base de compuestos de hierbas; el otro,  adquirir en la farmacia, sin receta,  antiespasmódicos, antibióticos o jarabes  para la tos, la mayoría de ellos con  contraindicaciones.

En el capítulo “hierbas” , hay algunas que  pueden ser resultar altamente peligrosas, a  saber: anís estrellado (infusión digestiva  absolutamente contraindicada para niños y  con efectos adversos para adultos);  belladona (analgésico que consumido con  reiteración lleva a severas intoxicaciones);  cola de caballo (estimulante. Mezclada  con otros “yuyos” provoca excitabilidad,  agresividad e insomnio pertinaz); digital  (diúretico en dosis mínimas. Bebido en exceso  posee efectos tóxicos); ginseng (tonìficante.  Consumido con exceso genera excitación);  ruda (se utiliza como antiespasmódico, pero  usada con regularidad es tóxico); sen (se  recurre a él por ser un laxante potente,  efectivo en corto tiempo, pero que causa  irritación y, por uso reiterado, cáncer de  colon).  En cuanto a los medicamentos de uso  farmaceútico la frecuente autoprescripción  de psicofármacos y tranquilizantes genera  adicción y dependencia.

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