«Tiene la palabra»: El espacio de los vecinos de la Comuna 4

De nuestra redacción. Dos vecinos de Barracas, dos posturas. Uno añora lo pasado sin posibilidad de cambio, quizás siguiendo aquella letanía popular de que todo lo pasado fue mejor. El otro acepta el desafío de incorporar lo nuevo sin descartar lo viejo, amalgamar los tiempos y las generaciones, esperando el resultado de esa mixtura. Ud que opina ? Denos su opinión

Arrinconados por los cafés al paso y los fast-food y desechados por los más jóvenes, los boliches de barrio (así llamados porque, desde antiguo, sus habitúes podían ingerir sus bebidas fuertes o infusiones preferidas y al mismo tiempo jugar a los bolos) famosos por sus mesas gastadas por el paso de los años y el frotar de vasos, pocillos y barajas, permanecen en pié, algunos a punto de morir como los árboles, y otros tratando de sobrevivir en una suerte de “aggiornamiento” que no desdeña plantas de interior, mesas de polietileno y sillas poco seguras que a veces quiebran sus patas y echan por el suelo con el cliente. Ya no cuentan con guitarristas al paso, ni copleros o dialoguistas. No hay ya posibilidad de que los menores aprieten su “ñata contra el frío, en un azul de frío”, porque los tiempos actuales no saben de paraísos esquineros y fracasos amorosos confesados.  Pocos consumen ya los clásicos aperitivos de otras épocas: Amargo Obrero, Pineral o Chinato Garda, y hasta los platitos repletos de cuadraditos de salame, queso, aceitunas y anchoítas han desaparecido. “A veces entra algún pibe y pide un licuado de banana con leche o un tostado de miga. Claramente yo le advierto: ‘¡ Pibe, no sigas pidiendo: en este bar solo se venden especiales de salame o mortadela con queso¡’” Se sabe, el mundo se nutre de mañanas y no de ayeres.

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Sin duda, ese es el objetivo de los avances en los distintos barrios tradicionales, traer y el progreso y permitir que sus habitantes se adapten a los tiemppo que vivimos
Nuestro barrio ofrece para su realización todo un desafío, porque Barracas es un barrio con historia, con identidad propia. A tal punto que muchas veces fue dejado de lado porque se confundió identidad con estancamiento.
Pero Barracas es pujante, es un hormigueo de hombres y mujeres que palpitan a su ritmo, que participan de su esencia, que forman parte de su historia, la del barrio y la de ellos mismos pero sin rehuir los cambios que trae aparejado el progreso. Padres e jhijos, testimonios de dos épocas que conviven sin necesidad de enfrentamientos, porque en el fondo tienen la misma raíz
He ahí el desafío. Es amalgamar lo viejo y lo nuevo, el pasado y el presente, el colorido de la juventud avasallando los grises del tiempo. El desafío está. Después juzgaremos los resultados.

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