La fundación INECO, integrada entre otros por el Dr. Manes, alerta sobre la importancia de evaluar el Estrés Postraumático luego de un evento perturbador
Según varios estudios, de los accidentados de tránsito, aproximadamente el 20% sufrirá un Traumatismo de Cráneo y un Trastorno por Estrés Postraumático. Sin embargo esta última patología rara vez resulta diagnosticada y rehabilitada, pese a la existencia de tratamientos con elevada efectividad, como la terapia cognitivo-conductual.
Muchas de las causas de un Traumatismo de Cráneo involucran un evento traumático como accidentes de tránsito, asaltos o caídas y el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) es la primer perturbación psiquiátrica que puede desarrollarse luego de estas experiencias. El trastorno se caracteriza por:
- Síntomas intrusivos que pueden incluir: recuerdos, pesadillas, reacciones fisiológicas intensas, malestar intenso al enfrentar situaciones que recuerden al suceso traumático.
- Evitación o esfuerzos por evitar pensamientos, sentimientos o recuerdos del trauma; o bien de cualquier recordatorio que pudiera activar los anteriores.
- Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo asociadas al trauma como: amnesia disociativa, creencias negativas acerca de sí mismo, los demás y el mundo, percepción distorsionada de la causa o consecuencia del evento que hace que el sujeto se acuse a sí mismo o los demás, estado emocional negativo persistente, disminución de interés por actividades significativas, desapego de los demás, incapacidad de emociones positivas.
- Alerta y reactividad asociada al suceso traumático, que puede tomar la forma de insomnio, comportamiento autodestructivo, irritabilidad, dificultad para concentrarse, hipervigilancia, o respuestas de sobresalto aumentadas.
El TEPT y el Traumatismo de Cráneo comparten algunas características fisiopatológicas y ambos están asociados a la presencia de daño cognitivo, irritabilidad, ánimo decaído, y alteraciones del sueño. Dicho solapamiento, dificulta el diagnóstico, ya que mientras algunos argumentan que estos síntomas son resultado de daño neurológico, otros lo consideran como resultado de la ansiedad postraumática. Además, puede darse por varias vías una interacción recíproca entre los factores neurológicos y psicológicos implicados en ambas condiciones. En la práctica diaria esto supone que los pacientes que acuden a un servicio de Neurología, rara vez se les detecta la presencia de un Estrés Postraumático; del mismo modo ocurre con aquellos pacientes que acuden a un servicio de Psiquiatría, en estos casos, rara vez se indaga si la persona que sufrió un trauma por accidente de tránsito o asalto violento, recibió un golpe fuerte en la cabeza que puede generar daños cognitivos y un funcionamiento altamente deficiente.
Según datos científicos, el TEPT está presente en el 13-27% de personas con Traumatismo de Cráneo. Solía pensarse que ésta coexistencia era poco probable, ya que los individuos con Traumatismo de Cráneo que no perdían la conciencia no podrían desarrollar luego los síntomas. No obstante, recientemente ha crecido la evidencia a favor de que el Estrés Postraumático puede ocurrir después de un Traumatismo de Cráneo, incluso si hay poco o ningún recuerdo del evento; porque las memorias traumáticas pueden ser codificadas y almacenadas a un nivel implícito. Existen “islas de recuerdos” dentro del período de amnesia postraumática.
En ambas condiciones es común el deterioro psicosocial y funcional, el TEPT es frecuentemente crónico y se asocia con otros trastornos psiquiátricos en alrededor del 80% de los casos; como abuso de sustancias, depresión, ideación e intentos suicidas. Está además asociado con riesgo incrementado de desarrollar condiciones médicas crónicas como artritis, dolor de cuello/espalda, dolores de cabeza o úlceras. El Traumatismo de Cráneo también produce limitaciones cognitivas y funcionales correlativas a la severidad de la lesión, que van de leves a severas, y que pueden ser tratados efectivamente con Neurorehabilitación.
En conclusión, puede afirmarse que las complicaciones que traen aparejadas el TEPT y el Traumatismo de Cráneo para los pacientes que las sufren y la influencia negativa recíproca entre ambas condiciones clínicas, indican la necesidad de un abordaje interdisciplinario que incluya psicoterapia, farmacoterapia, rehabilitación cognitiva y terapia ocupacional. El patrón comórbido descripto sugiere la importancia de evaluar siempre luego de un Traumatismo de Cráneo en el contexto de un trauma, la posible presencia del Estrés Postraumático, para prevenir complicaciones asociadas a este último.
Informe de Ineco p/ Novedades