En esta nueva entrega, nos vamos a concentrar en otras cinco plazas, que si bien no tienen el tamaño (y en muchos casos, la belleza) de las primeras que mencionamos, tienen relevancia de otra forma, ya sea histórica, anecdótica, y más.
- Plaza de los Dos Congresos: el nombre oficial de este «espacio verde» es el de Plaza del Congreso, pero erróneamente se la conoce como Plaza de los Dos Congresos. Esto se debe a la presencia del Monumento de los Dos Congresos, que homenajea a la Asamblea del año XIII y al Congreso de Tucumán. Junto a la Plaza Lorea y la Plaza Mariano Moreno, forma un conjunto de 3 plazas en la zona. La plaza se construyó para celebrar el primer Centenario de Argentina, y fue diseñada de acuerdo con el pensamiento higienista que reinaba en el momento, de acuerdo con el cual tenía que haber lugares ventilados y asoleados en las ciudades. Hoy en día, está bastante maltrecha (e invadida por palomas) pero no podemos olvidar su historia. Y tampoco su relevancia política, pues, al estar ubicada frente al Congreso de la Nación,es el lugar de encuentro de muchas manifestaciones de agrupaciones.
- Plaza Dorrego: una plaza pequeña pero importante. La Plaza Coronel Manuel Dorrego está ubicada en el corazón de San Telmo, pero ocupa nada más que un cuarto de manzana. Sin embargo, es una plaza interesante porque generalmente está ocupada por mesas de los restaurantes lindantes, que aprovechan la abundante presencia de turistas en la zona. Ahora, en verano, puede ser una interesante visita para los que vienen de otros países o provincias. ¿Cuál es la historia de esta plaza? Se solía llamar Alto de las Carretas, porque era una especie de «terminal» donde paraban a descansar los carros tirados por bueyes antes de cruzar el arroyo que se ubicaba en lo que hoy conocemos como la intersección de Defensa y el Pasaje San Lorenzo. En 1822, cambió su nombre a la Plaza del Comercio, para finalmente adquirir su nombre actual en el año 1900. Hoy en día, los domingos podemos disfrutar además de la Feria de San Telmo, una buena oportunidad para encontrar antigüedades porteñas.
- Plaza Cortázar: la conocemos comúnmente como Plaza Serrano, y cualquiera que haya salido a tomar algo con amigos seguramente paseó por sus veredas sin darse cuenta. Es una plaza muy pequeña, pero tiene relevancia para nosotros porque funciona allí la Feria Cortázar, para comprar artesanías y otras menudencias. Además, está rodeada de bares, que hacen lugar a ferias de diseño, y está ubicada en el corazón del llamado Palermo Soho, uno de los barrios más «cancheros» de la Ciudad, dicen. La plaza solía llamarse Serrano, gracias a la calle que la rodea, pero finalmente fue llamada Cortázar en 1994, al cumplirse un nuevo aniversario de la muerte de uno de los más grandes escritores argentinos.
Jardín Botánico: otra genial obra del «jardinero de Buenos Aires», Carlos Thays. El Jardín Botánico de Buenos Aires es considerado un Monumento Histórico Nacional, y cuenta con un total de casi 70 mil metros cuadrados. Entre sus filas, también se cuentan unas 5,500 especies vegetales, y también esculturas famosas como el grupo de Saturnalia, la Ondina de Plata, Loba Romana, y más. El proyecto del Jardín Botánico fue propuesto por el mismo Thays, a principios de la década de 1890, para poder explorar nuevos horizontes en botánica, recreación y paisajismo. La iniciativa fue aprobada, y la construcción del Jardín demoró unos seis años, para ser inaugurado finalmente en 1898. Es un espacio enorme, interesante, y donde siempre podemos descubrir cosas nuevas.
-
Parque Rivadavia: ahora sí, nos topamos de nuevo con un importante espacio verde en la Ciudad de Buenos Aires. El pulmón de Caballito, el Parque Rivadavia también es lugar de encuentro para fanáticos de la lectura, que pueden encontrar en sus puestos algunas joyas. En un primer momento, el espacio era la quinta de Ambrosio Plácido de Lezica, por ende, era conocido como Quinta Lezica. Pero en 1928 nace el Parque con el diseño del maravilloso Carlos Thays. En su interior, podemos encontrar el monumento a Simón Bolívar, la Fuente de la Doncella y el Monumento a la Madre, todas obras maravillosas. Hace algunos años, debido a la afluencia de una enorme cantidad de vendedores de copias pirata de música y películas, el Parque tuvo que ser cercado. Pero sigue siendo una interesante actividad de fin de semana visitar sus puestos de libros de viejo, donde podemos comprar ejemplares nuevos y usados a un buen precio.