Desde La Boca: Gastronomía y dieta para los vecinos gourmet

LR.- No sé por qué, pero algunas  cartas corren parecido  destino al de ciertos romances: de  tanto ir y venir, terminan por  perderse en el fondo de una  cartera…o del corazón, según se  trate.  En diciembre, que es cuando  solemos poner las cosas en orden  enero vendrá para que retornemos  al caos de agendas desperdigadas,  papelitos indescifrables que urgen  con teléfonos sin nombre-, aparecen,  de imprevisto, esas cartas recibidas  en junio o julio. ¿Ignorarlos?  ¿Contestar pidiendo disculpas por  el atraso? ¿escribir o  ignorar el  traspapelado? ¡Qué dilema! Yo hace  tiempo que opté por decir la Verdad  -aunque a veces nos duela  profundamente- y pedir las  disculpas del caso. Después de todo,  por más que intentemos arribar a la  perfección, no somos sino producto  de las circunstancias a las que, de  tanto en tanto, podemos manejar.  Pero basta de palabras: recibí carta de Madrid, una de las más bellas  capitales del mundo. Allí está residiendo mi querida amiga Mayte,  dedicada al negocio del wífi (con  acento en la i, tal como lo pronuncian, en perfecto castellano, los madrileños).  Algún día volverá a esta tierra y  podrá preparar -el delicioso pastel  de papa, cebolla y manzana, que  ahora elabora en su piso de la calle  de Fuencarral.  Estas navidades, mientras seque  sus lágrimas de añoranza, brindará por los seres queridos que  aquí la esperan, y mientras alce la  Copa en brindis jubiloso, podrá  decir: “¿Qué vas a hacerle?” y se  estrecharán un abrazo largo, tierno, profundo, con los que tanto la  quieren

¿NO le dije como era la receta?  Tome nota: Para seis personas, necesitaremos 3/4 de kilo  de papas, dos manzanas Gold en, tres cebollas nuevas, sal y  pimienta.  Para la salsa: 50 gramos de  manteca, un vaso de caldo  de ave, un manojo de unos 50  gramos de canónigos, un vaso  de leche, sal y pimienta, una  cucharada de harina y dos cucharadas de manteca.  Preparación:  1.Pelar las papas y las manzanas, y éstas también despepitarlas. Cortarlas en rodajas.        Corte de igual forma las cebollas.  Salpímentarlo. Rehogar todo suavemente en la manteca un cuarto  de hora.  2.-Ponerlo en un molde redondo engrasado de bordes desmontables y  hornearlo unos veinte a treinta  minutos.  3.-Mientras se hacen las papas, hacer la salsa: lavar los canónigos y reahogarlos en una cucharada de manteca. Verter el caldo y dejar esto  en infusión unos veinte minutos.  4.-Hacer un “roux” con la manteca y la harina. Agregarlos a su caldo y un vaso de leche,  todo en caliente. Batir con unas varillas a fuego suave hasta que espese.  Salpimentar.  5.-Volcar las papas en una fuente.  Cubrir con la salsa y servir caliente.  ¿Que no cree que es un plato para  “chuparse los dedos”? Después de  devorarlo, por favor, cuénteme…

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Mayte es una enamorada de la cocina,  que tanto conoce de Oliver Stone como de  Richard Gere y habla con propiedad de Frank Capra o Victor Fleming -aquellos adorables directores cinematográficos de los treinta que me hace llegar  un informe preparado por la FEN  (Fundación Española de la Nutrición),  con sede en General Yagüe 20, de  Madrid. Se trata del valor nutritivo  del pan y arroja luz sobre un tema  polémico. ¿Te lo trascribo? Por favor,  ¡guárdalo bien!  “Existe la falsa creencia de que el  contenido en nutrientes del pan es  muy pequeño, inclusive nulo. Esta  idea surgida al temor de engordar ha  determinado una disminución en su  consumo. El descenso en la venta de  cereales en general, y en concreto de  pan, junto con el gran aumento en el  consumo de otros alimentos, fundamentalmente de origen animal, ha  provocado un cambio radical en la  procedencia de las calorías de la dieta,  desequilibrándola en una dirección  desfavorable.  Los cereales tienen una gran importancia en la alimentación, pues  además de aportar fibra, proteínas,  vitaminas y minerales, son la fuente  cuantitativamente más importante de  hidratos de carbono, y es necesario  fomentar su consumo para equilibrar  el perfil calórico de la dieta hasta sus  niveles aconsejados.”  Ni tirios ni troyanos. Los amigos es pañoles no se han jugado contra el  pan, pero tampoco lo defienden a  morir. ¿Qué hacer? Coma poco pan. ¡Hasta  la próxima!

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