LR.- Aunque el progreso todo lo puede, en nuestra comuna todavía es posible cultivar el recuerdo de la «belle epoque››: decenas de magníficas residencias han logrado escapar a las piquetas y reciclatorios de los que son amantes confesos sus herederos.
Así, felizmente, es dable apreciar, en la zona de Parque Patricios, mansiones construídas el siglo pasado, y ni que hablar de los artesanados debidos a las maravillas de los maestros italianos, que combinaban afeites como la mica con frentes absolutamente blancos tratados con pinturas al aceite.
Desde el estilo Tudor, pasando por el normando o el más aceptado victoriano, con techos de pizarra, los edificios sobrellevan con dignidad el paso del tiempo y se resisten a cambios asesinos.
De vez en cuando, en Barracas o en Parque Patricios, el verde inglés de los herrajes y el blanco cal de las paredes se confunde con el «american style» de los 60 fulgurante y kitsch, con tejas francesas y balcones abiertos, por lo general cubiertos de mesas y sillas de hierro.
Por suerte, los interiores han podido conservar, en buena parte, aquella amalgama de maderas, gobelinos, y cueros, que hicieron las delicias y que sobreviven como pueden a la depredación de los que borran el pasado a fuerza de martillo.
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