Parque Patricios: Vuelven los cafés sin tiempo

De nuestra redacción.- En Parque Patricios, el “Bi-Ei” de marcado acento desgastado por el nacimiento de nuevas corrientes de pensamiento que se alejaron de la tertulia y se convirtieron en cotos cerrados tiende a revivir en esta parte de la ciudad, a la luz del nacimiento de numerosas confiterías, temáticas o no, que reviven aquel espíritu entre talentoso y recreativo que constituyó la movida cultural entre 1950 y 1960.

Verdaderos sitiales que convocan a las musas del arte y hacen gratas esas largas veladas que pueden virar de Maritain a Balzac, de Bioy a Marcuse, o ensoñar el ámbito con el “bee-bop” de Dizzie Gillespie o la sonoridad evanescente de Glenn Miller.Todo es posible: recobrar la memoria de Leopoldo Marechal, zambullirse en las viejas polémicas sobre Córtazar, debatir.

Se anuncia que surgirán también, a propósito; pequeños ciclos sobre Buñuel, Dalí o Carlos Gardel, en un marco placentero“y con el clásico aroma de los viejos cafés porteños.Cinemas para exhibir películas de culto y centros que aglutinen alos parroquianos ávidos de trocar el consabido café moderno, con muchas flores de plástico y mesas de fórmica, por un ámbito confortable y aprovechable para este tipo de manifestaciones culturales.