De nuestra redacción.–
Puente Nicolás Avellaneda
Ubicación: Pedro de Mendoza y Almirante Brown.
Si buscamos su definición, nos dice «El puente Nicolás Avellaneda cruza el Río Matanza-Riachuelo, uniendo los barrios de La Boca, en el sur de la Ciudad de Buenos Aires, e Isla Maciel, en el Municipio de Avellaneda. Su viaducto forma parte de la Ruta Nacional A001»
Así, simple y concisa es su descripción. Lo que esa descripción no llega a expresar es lo importante que es para nuestro barrio. Es una especie de insignia de La Boca. Nos remonta a otros tiempos. Cruzarlo es como un volver al pasado. Es tan significativo para los habitantes del barrio como para los turistas y los que vienen de otras comunas
Construido en 1939, desde sus pasarelas peatonales se observa un panorama del Riachuelo. A su lado, se halla el antigüo Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, que fue construido en 1908 y en 1999 declarado Monumento Histórico y actualmente restaurado.
Del Transbordador ya hemos hablado en notas anteriores, con motivo de su puesta en valor, un trabajo absolutamente minucioso donde se respetaron detalles tales como la pintura original (oculta bajo varias capas posteriores que no respondían a su origen).
Inaugurado en 1914, el puente transbordador Nicolás Avellaneda fue construído para permitir el traslado de los habitantes y los trabajadores hacia y desde la Isla Maciel, Este traslado entre Avellaneda y el barrio de La Boca, en esa época solo podía realizarse en bote.
Como detalle técnico podríamos agregar que según dice la historia «su estructura fue construida por partes en Inglaterra y trasladada al país en barco para, luego, ser armada por una empresa de capitales británicos, Ferrocarril del Sud, en el lugar donde finalmente fue instalado, con sus 77,50 metros de largo, entre orilla y orilla, y 43,52 de alto y su barquilla, vagón colgante o canasta, de 11 metros por 8.»
Esa barquilla es en la que se traslada a aquellos que quieran realizar el cruce.
No hay que ser demasiado sensible para imaginar lo que habrán sentido los primeros vecinos que lo abordaron después de la restauración
Su imponente estructura, ya remozado, iluminado y en funcionamiento es como un gigante que nos mira desde la experiencia de un pasado glorioso que ha vuelto, convirtiéndolo en el vigía que otea al barrio, su barrio desde la altura de su mole de hierro